Comenzó temprana, fría en lo climatológico y sin viento: adecuada y agradable para la práctica del deporte de raqueta. Enseguida las pistas habilitadas al torneo comenzaron a rotar entrenos y a prepararse para acoger los primeros encuentros matutinos.

​

Los encuentros arrancaron puntualmente a las diez de la mañana enfrentando deportistas que demostraron desde los primeros golpes el deseo de estar en la final del sábado 16. Concentración, técnica y consejos de entrenadores -que se filtraban desde la grada con más gestos que voz-, añadían a los primeros compases del torneo cierto aire reflexivo. Solo el sonido seco de los golpeos y los alaridos resultantes de llegar a las bolas más complicadas rompían el silencio a un club, que poco a poco recuperaba el ambiente social que cada sábado muestra, con familias al completo desayunando en la zona habilitada junto a la piscina y socios que departen y juegan al padel como mejor rutina posible. 

​

Riogrande, como cada año trata de ofrecer novedades, ajustarse a los tiempos tecnológicos y deportivos y este año estrena la iluminación de sus pistas relegando los antiguos postes, por flamantes faros de led que aportan mejor distribución de la luz por las pistas, lo que ayuda a mitigar la fatiga visual, y contribuye a mejorar el medio ambiente con menos consumo.

​

Además, y dado a que la organización del torneo decidió adelantar en el calendario la fecha de celebración de la presente edición para evitar -en cierta medida- las posibles inclemencias meteorológicas que frenan el normal desarrollo de la competición, este año se ofrecen los desayunos, almuerzos y cenas en una zona habilitada exclusivamente a los participantes del Future -aledaña a la piscina-. Un lugar nuevo para muchos con mayor espacio, y que continúa servido por el los profesionales de la restauración del club.

​

Se estrenan además señalizaciones de pista. Cada Future significa un salto de calidad en RioGrande.

​

​

​