Una de las novedades que aporta la edición de este 2017 de la VII Copa Guadalquivir Torneo Future 25.000 es sin duda el desarrollo de la competición con el estreno de luz artificial. Postes de led perfectamente orientados que ofrecen al competidor la claridad del día y evita los destellos y contraluces del sol, añadiendo un descanso en el termómetro que, comprobada la temperatura que han sufrido en las horas centrales del día, quienes competían por un lugar en la final, resulta ser todo un alivio.

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De todos es sabido que al verano le quedan los estertores de 15 escasos días que darán paso al otoño y a sus días de lluvia y viento. Pero también -y sobre todo quienes son de la tierra- son conocedores del denominado verano del membrillo, llamado así por el calor tan sofocante y extremadamente húmedo que apenas permite practicar cualquier tipo de deporte.

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Pudimos -por tanto- comprobar in situ en las pistas de albero siempre seco (por mucha intención de los auxiliares de mantenimiento por refrescarlas) cómo los tenistas tuvieron un rival añadido: el sol de justicia; lo que añadió un plus de dificultad a los golpes medidos y certeros que fueron sumando poco a poco hasta cerrar cada partido.

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La cotizada sombra cobijaba al resto de competidores, siempre atentos a sus compañeros y posibles rivales. Y a última hora del día: el esperado encendido de las luminarias artificiales que sorprendió a propios y extraños en la disputa del último encuentro fuera ya del horario propiamente laboral.